Buscando...
miércoles, 31 de octubre de 2012

Domingo 21 Octubre 2012


Saboreando la Palabra de Dios
Un Año de la Fe para intensificar nuestro contacto con la Palabra de Dios y gustar de su alimento
Texto 2
Domingo 21 Octubre 2012
Este nuevo espacio que hemos iniciado a la par del Año de la Fe se desarrolla a partir de las reflexiones compartidas con las comunidades de nuestra parroquia de Cristo Rey y la Santa Cruz durante las homilías dominicales. Por eso es un espacio que normalmente se publicará después del domingo al que hace referencia. Y créanme, no importa. Lo importante es que vayamos siguiendo la sucesión de lecciones que nos presenta, cual escuela de la Palabra, los textos de cada domingo. Por eso le ha comparado este especio con  un “cuaderno de  notas”.
Estoy firmemente convencido que no hay mejor manera de acercarse a la riqueza de la Palabra de Dios que a través de los textos que nos presenta la liturgia eucarística. Ella constituye toda una escuela progresiva y sistemática del mensaje de la Palabra. Por eso me alegra particularmente que podamos ir “coleccionando” esas lecciones a través de este espacio de internet. Sigamos, pues, saboreando esta escuela de la fe. Ojala sirva a más de alguno para “…redescubrir la alegría de creer y el entusiasmo de comunicar la fe” (Porta Fide # 7)
-0-0-0-0-0-
Saboreando los textos del 29vo domingo de Tiempo Ordinario. Ciclo B
(Por cierto, Jornada Mundial de las Misiones.)
El reino de los cielos: el único tesoro de la vida ¿Recuerdan? Esa era finalmente la lección que privilegiamos de la Palabra de Dios el domingo anterior.
Y si el reino de los cielos es el tesoro exclusivo y excluyente de nuestras vidas, entonces toca ahora revisar a la luz de este reino de los cielos todos esos criterios y valores que configuran eso que llamamos “nuestro estilo de vida.”
Y los primeros criterios que la Palabra de Dios nos invita a revisar en este segundo domingo que vivimos bajo la espiritualidad del Año de la Fe, se refieren a la autoridad y al poder. Suena un poco raro no? Empezar nuestra revisión de vida a la luz de estos conceptos. Pero ya veremos que sí tiene sentido.
Empecemos por el evangelio (Mc. 10, 35-45). Vean ustedes lo que sucede, los mismos discípulos de Jesús tienen serios problemas para comprender (¡y aceptar!) el sentido del poder y la autoridad en el reino de los cielos. Los “hijos del trueno” (Zebedeo) se adelantan a lo que parece era el oculto anhelo de todos los apóstoles: los primeros lugares del poder, junto a la gloria de Jesús. Y el Señor tiene que ponerlos en su lugar: ciertamente el bautismo de la cruz es para todos aquellos que permanezcan a su lado, pero los lugares de honor “ya están reservados” por el Padre (misteriosa respuesta que merecería un comentario aparte). Y entonces Jesús pone las cosas en su lugar: el que quiera ser grande que sea servidor, y el que quiera ser primero que sea esclavo. Servidor y esclavo, un significado y un ejemplo que encierran el mensaje de Jesús sobre la autoridad y el poder.  Lo primero que tenemos que notar en la respuesta de Jesús es que Él no niega el poder y el ejercicio de la autoridad. Lo que hace es darle un sentido y un ejercicio completamente distinto a los criterios mundanos. Dramáticamente nos señala el camino la 1era. lectura (Is. 53, 10-11. Que mejor entendemos si tenemos en cuenta los versículos 1 al 9, en especial el v.4: al que soportó nuestros sufrimientos y cargó con nuestras faltas, le teníamos como un herido y afligido por Dios). Pero no, en el sufrimiento y la muerte, el enviado de Dios triunfó y llevó adelante los planes de su Señor. Esta era su misión y este el poder para llevarla adelante: el dar la vida en rescate por todos. Por eso puede exclamar el autor del texto a los Hebreos (4, 14-16): “Mantengámonos firmes en la fe”, porque nuestro Sumo sacerdote ha sido probado en todo, menos en el pecado. De su victoria podemos sacar las fuerzas para llevar adelante también nosotros la voluntad del Dios Padre. Lo haremos bajo su misericordia y auxilio oportuno.  
Volvamos entonces al evangelio: en el reino de los cielos la autoridad solo tiene sentido cuando se ejerce como un don de servicio cuyo objetivo último es el bien de aquellos a los que se sirve. Y el máximo bien a la que la autoridad puede anhelar es la salvación de aquellos que se les ha confiado. Por eso el ejercicio del poder se vuelve un llamado al sacrificio: quien tienen el poder deben ejercerlo para dar la vida siendo los que asumen el compromiso (= sacrificio) de ser los primeros en luchar por la comunión, de mantener el diálogo a toda costa, de jamás renunciar a la esperanza a pesar de todos los obstáculos y fracasos, a ser los primeros en perdonar y buscar la reconciliación, de creer siempre en la justicia y el bien común. En fin, las bienaventuranzas son un buen modelo del compromiso-sacrificio con que el Señor espera que ejerzamos el poder-autoridad.
Finalmente, en esta Jornada de Oración por las Misiones, no olvidemos que el Señor nos ha concedido el poder de su Espíritu Santo y espera que lo ejerzamos con autoridad, siendo los primeros en tener siempre presente la misión de anunciar a otros el evangelio. La mejor prueba sobre la vitalidad de nuestra fe es precisamente nuestra capacidad y disponibilidad de ser instrumentos en manos de Dios para atraer a otros a la Casa del Padre. ¿Cuántos más han creído en Jesús viendo tu ejemplo de vida? Esto es lo que hace que la nuestra sea una fe vida, hermosa, atractiva: nuestra capacidad de llenar con la luz del Señor a aquellos que nos rodean. De ese poder del Espíritu quiere Dios que nos valgamos con autoridad. Recuérdalo en este Año de la Fe.

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
Back to top!